"Habla conchetumadre, habla o querí que te mate?" - es lo único que escucho, una frase muy redundante, un discurso que se lo repetían a todos. Realmente no se que quiere que le diga, realmente no sé, me siento frustrada, busco en mi cabeza cosas que podrían servir de algo, pero no encuentro nada, algo me desconcentra, mi cabeza estaba pendiente en otra cosa, solo atino a colocar mi mano cerca del ombligo y cerrar los ojos - "Dime tu nombre" - "Agustina" - dije aun temblando - "A que te dedicaí?" dijo nuevamente la voz cortante y ronca - "Estudio Medicina en la Universidad de Chile".
Cuando era más niña siempre nos ibamos para Isla Negra, un lugar tranquilo, un poco intelectual, casi vacío.
No me gustaba mucho ir para allá porque a veces no encontraba muchos niños de mi edad, eran todos unos pequeños bebés o unos adultos muy adultos. Pero el verano del '67 fue distinto, llegaron unos vecinos nuevos, mis papás lo encontraban raros, algo así como bohemios o algo así, no sé.
Mientras los 3 mirabamos casi como sicopatas a nuestros nuevos vecinos, algo que hace que deje de ver lo que miraba en común con mis padres. Era un niño, más o menos de mi edad, quizá unos 15, 16 años, era lindo, creo que me sonrojé a penas lo pensé, miré de reojo a mis papás para ver si se dieron cuenta, felizmente no,seguían observando y comentando entre ellos.
Yo solo me quedé mirando atónita al nuevo vecino, que me hizo sonrojar y estremecer como ningun niño lo había hecho antes.
Al otro día de la llegada de los nuevos vecinos, decidí salir, no para sicopatearlos o algo así, si no para ver si me lo podía encontrar casualmente, y fue así, me lo encontré a penas iba saliendo, me sonrojé y me puse nerviosa de inmediato, ¿él?, nada, muy normal y con una sonrisa hermosa, que me impactó de inmediato apenas se acercó a mi.
Se llama Francisco, tiene 17 años, no tan lejano a lo que observé y determiné, tenía unos ojos verdes hermosos y pelo oscuro y muy largo, algo que siempre me atraía de algun niño. Debo confesar que me gustó mucho más cuando lo conocí más de cerca, esa sonrisa y esa combinación de pelo oscuro con ojos verdes fue lo que simplemente me conquistó.
Recuerdo que le conté de que llevaba casi toda mi vida veraneado por aquí, él se entusiasmó y me pidió si podía darle un tipo de tour, un paseo para que el conociera este lugar, que para mi ya no era tan aburrido.
Después de estar un rato juntos y conocernos, decidí entrar a mi casa, era un poco tarde y podrían estar preocuados, él entendió, nos despedimos con un beso en la mejilla, quedé como congelada, nunca me había pasado, solo atiné a caminar a paso rápido y despedirme con una sonrisa a penas llega a la entrada de mi casa, espero que entrara para dar media vuelta y dirigirse a su casa.
Esa noche estaba como en otro mundo, mis padres solo conversaban entre ellos, yo no aportaba en nada, algo bastante raro en mi, me encantaba conversar con ellos y comentar lo que los pasó durante el día. Mis padres ni lo notaron.
A penas terminé de cenar, pedí permiso y me fui a acostar, solo quería que fuera otro día, para estar con Pancho, así le gustaba que le dijiera. A mi no me dicen ningun sobrenombre, siempre me han dicho Agustina, él lo encontró algo serio, así que me nombró Agus, lo encontraba algo así como estilo y muy bonito, "especial para ti" recuerdo que lo dijo,creo que solo dí una sonrisa nerviosa, algo tonta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario